El 12 de diciembre de 2024 se publicó en el Diario Oficial de la Unión Europea la Directiva (UE) 2024/3019 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 27 de noviembre de 2024, sobre el tratamiento de las aguas residuales urbanas, una normativa clave que actualiza los estándares del tratamiento de aguas residuales urbanas, marcando un avance significativo hacia la sostenibilidad y la protección ambiental en Europa. Esta directiva sustituye a la versión de 1991 y se alinea con los objetivos climáticos y el Plan de Acción de Cero Contaminación de la Unión Europea.
¿Qué establece esta nueva directiva de aguas residuales urbanas?
Destacamos cuatro puntos importantes de la nueva Directiva.
1. Cobertura ampliada y nuevos umbrales.
La normativa extiende la obligación de recoger y tratar las aguas residuales a todas las aglomeraciones urbanas de más de 1.000 habitantes-equivalentes (h-e), reduciendo el umbral previo de 2.000 h-e. Esto permitirá incorporar a pequeñas poblaciones en sistemas de recogida y tratamiento, favoreciendo la reducción de la contaminación en zonas más vulnerables.
2. Requisitos de tratamiento avanzados.
Se establecen plazos claros para la implementación de tratamientos más eficientes:
- Tratamiento secundario obligatorio para eliminar materia orgánica biodegradable antes de 2035.
- Tratamiento terciario en 2039 para reducir nitrógeno y fósforo, principales causantes de la eutrofización.
3. Eliminación de microcontaminantes.
Por primera vez, la directiva exige un tratamiento cuaternario para eliminar microcontaminantes, como residuos farmacéuticos y cosméticos. Para ello, se aplicará el principio de Responsabilidad Ampliada del Productor, asegurando que los sectores responsables financien hasta el 80% de estos tratamientos adicionales.
4. Neutralidad energética.
A partir de 2045, las plantas de tratamiento deberán operar con energía renovable generada en sus instalaciones, promoviendo un modelo autosuficiente y sostenible.
Próximos Pasos
Los Estados miembros tienen un plazo de 31 meses, es decir, hasta el 12 de julio de 2027, para adaptar sus legislaciones nacionales a esta directiva. Este cambio representa un hito en la gestión de aguas residuales y subraya el liderazgo europeo en la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. Con esta nueva directiva, Europa apuesta por un futuro más limpio, seguro y sostenible.