- Julio Graciani Galán, director de la Delegación Andalucía de Eurofins | Iproma
La naturaleza y la persona no son, ni han sido nunca, dos entidades diferentes: son una sola cosa y forman una unidad intrínseca. La única justificación de esta rotunda afirmación es el agua. A finales del 2020 se publicó la Directiva 2020/2184, relativa a la calidad de las aguas destinadas al consumo humano. Una Directiva que plantea un interesantísimo reto a los países miembros de la Unión Europea en los próximos dos años en su trasposición a cada ordenamiento, porque, por fin, plantea cuestiones ciertamente novedosas, tanto como necesarias, poniendo a las personas en el centro del ciclo integral del agua.