El anteproyecto de la norma da cobertura jurídica a los planes en vigor y crea un sistema de compensación con proyectos de absorción de CO2
La consejera de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, María Jesús Serrano, ha subrayado que la norma, cuya elaboración es el resultado de una década de trabajo del Gobierno andaluz para combatir el cambio climático, se dirige a avanzar hacia la sostenibilidad del modelo económico. En este sentido, ha recordado que ninguna comunidad antes que Andalucía ha elevado a rango de ley la normativa en esta materia y que, con este texto, la región ha situado a España en el «punto de partida de la transición energética».
El anteproyecto establece techos de emisiones por periodos de 6 años para los distintos sectores que generan este tipo de contaminación difusa, fundamentalmente el agrario, el transporte, el residencial y el comercial e institucional, así como la gestión de residuos, los gases fluorados y aquellas actividades industriales que quedan fuera de la regulación europea. Estos límites, denominados «presupuestos de carbono», serán revisables por el Consejo de Gobierno en función de los compromisos que puedan adquirirse en el ámbito internacional, de las disminuciones logradas o de los impactos económicos y sociales de las medidas incluidas en la ley.
En este sentido, la consejera de Medio Ambiente ha apostado por hacer partícipes a las distintas administraciones de que establecer estas limitaciones no representa «una amenaza, sino una ventaja competitiva».
Dentro del régimen obligatorio, los establecimientos deberán auditar sus emisiones, presentar un informe y elaborar un plan de reducción. Para las actividades de gran consumo energético, que excedan los valores de referencia establecidos, se exigirá además compensar su potencial contaminante con proyectos de absorción de CO2.
Por su parte, al régimen voluntario podrán acogerse todas aquellas actividades con menores niveles de consumo que quieran asumir los compromisos del SACE. Además de los efectos positivos que se obtienen por la mitigación de gases de efecto invernadero expulsados a la atmósfera, este sistema posibilitará también la opción de compensar las emisiones a través de proyectos de forestación, reforestación y conservación del dominio público natural. Se trata, en palabras de la consejera, de «compensar al planeta» por superar estos niveles.
En el ámbito de la reducción de emisiones, la ley también respaldará a los fabricantes de productos industriales, agroalimentarios y pesqueros para el cálculo y la certificación de la denominada «Huella de Carbono», instrumento que sirve para medir las emisiones de CO2 que registran las empresas en la fabricación y distribución de un producto o servicio. La Huella de Carbono será tenida en cuenta por la Administración autonómica en sus procedimientos de contratación pública.
Respecto a la planificación, la ley elevará al máximo rango normativo las iniciativas que desarrolla la Junta desde la puesta en marcha en 2002 de la Estrategia Andaluza ante el Cambio Climático. Se establece así un sistema integrado por el Plan Andaluz de Acción por el Clima de carácter general y por los vigentes programas de Mitigación (para la reducción de emisiones), Adaptación (para la minimización de la vulnerabilidad del territorio) y Comunicación.
A estos planes se suman, como instrumentos complementarios, los Programas Municipales de Cambio Climático, en poblaciones de más de 50.000 habitantes. Estos documentos abordarán los objetivos de mitigación y adaptación desde la esfera competencial local y los incorporarán a la planificación municipal, especialmente la urbanística. Además, la norma obliga a adaptar todos los planes de la comunidad autónoma con incidencia en el cambio climático, que deberán someterse a un procedimiento específico de evaluación de impacto para su ajuste a los objetivos de la ley.
Como instrumentos técnicos de referencia para la planificación y la toma de decisiones, se elaborarán y aprobarán los Escenarios Climáticos de Andalucía y el Inventario Andaluz de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, que incluirá datos de contaminación por fuentes y de su absorción por los sumideros. Con el fin de coordinar estas políticas en el ámbito de la Administración autonómica, se establece también la creación de una comisión interdepartamental y de una oficina técnica de apoyo. A este respecto, Serrano ha precisado que las distintas consejerías y los ayuntamientos trabajarán en el cumplimiento de estos objetivos a través de medidas transversales en sus respectivos ámbitos de actuación.
Por todo ello, Serrano ha defendido que el Gobierno andaluz asume la responsabilidad de contribuir con su propia cuota a la lucha contra el cambio climático. «Andalucía cumple con su parte», ha subrayado la consejera de Medio Ambiente, que ha abogado por el compromiso de todos los partidos con representación parlamentaria para sumarse a estos objetivos.
La Junta también ha sido la primera administración autonómica en disponer de sus propios estudios y proyecciones sobre la incidencia del cambio climático, que constituyen la base de las medidas de minimización y protección que se adoptan a través del Programa de Adaptación, aprobado en 2010.
Entre otros instrumentos, destacan la incorporación de escenarios de clima futuro a la planificación hidrológica; el estudio de la incidencia de los cambios de temperatura y precipitaciones sobre la agricultura, y la implantación de sistemas de alerta temprana de situaciones de riesgo como olas de calor o enfermedades transmitidas por especies adaptadas a las nuevas condiciones climáticas.
Respecto al objetivo de incrementar el efecto sumidero de los bosques andaluces, entre 2008 y 2012, en cumplimiento del Protocolo de Kioto, en Andalucía se han gestionado más de dos millones de hectáreas de zonas forestales y más de 120.000 hectáreas de agricultura ecológica, producción integrada y cultivos leñosos.
A estos planes se suman el Programa de Comunicación y distintas iniciativas en el ámbito local, entre las que destacan el Pacto de los Gobiernos Locales ante el Cambio Climático, suscrito ya por 549 ayuntamientos andaluces.